Dañar a otros, querer dañar a otros… es algo que el hombre ha deseado y ha tratado de lograr a través del ritual y otras prácticas desde tiempos inmemoriales. Ya en el antiguo Egipto, la Grecia clásica y Roma, invocaban las fuerzas sobrenaturales que los dioses, demonios y otros espíritus intervenían en su propio beneficio.
La práctica de la magia se remonta a los albores de la civilización. Así pues, nuestros antepasados estaban dando origen a la maldición, a la adivinación, a la nigromancia, al vudú… Estamos hablando de los primeros magos negros de la historia.
Para el anciano, cualquier desgracia, cualquier cosa mala que los encontrara, era causada por un enemigo para dañarlos. Gracias a la arqueología, se encontraron objetos que corroboran lo anterior: muñecas, tablillas de maldición, etc.
Magia Negra en la antigüedad
Magia en la antigüedad y Antiguo RitualsCurse tablets eran una forma de magia negra. Se trata de pequeñas láminas delgadas, generalmente de plomo, sobre las que se graba el nombre de la persona herida, acompañado de símbolos o fórmulas mágicas. Una vez registrado el nombre, las hojas se envolverían, se cruzarían con clavos y clavos y se enterrarían cerca de una tumba o un campo de batalla. Muchas veces estas pastillas de maldición se utilizaban simplemente para deshacerse de un deporte rival, aunque también se podían utilizar para enturbiar el habla de una persona durante un juicio o incluso para captar la atención de su ser querido. Apelaba a las fuerzas del inframundo o a los dioses desde más allá de las tumbas: Perséfone, Deméter, Hades, Hécate, Hermes…
Además de estas robustas mesas se utilizaban muñecas hechas con plomo, bronce, arcilla o cera. Estas figuras también están enterradas cerca de las tumbas para ser activadas por los muertos. Lo más frecuente era introducir el nombre de la víctima en una figura modelada con los brazos atados a la espalda, que atravesaba con clavos en varias partes del cuerpo (cabeza, ojos, genitales…). Las primeras muñecas fueron hechas para atraer la atención del amado, pero ya en el antiguo Egipto, comenzaron a usarse para deshacerse de los enemigos del Faraón. A veces estas muñecas se insertan en el intestino de los cadáveres de animales.
También era frecuente el uso de Papiros mágicos, textos en griego, demoníaco y copto que datan del siglo I a. C. En estos escritos se describían las prácticas mágicas empleadas en la época. Así, una de estas prácticas era atar un pelo de la víctima a un cadáver y juntarlo con el cuerpo de un halcón.
Las culturas antiguas también tenían un interés especial en comunicarse con los muertos. El primer registro escrito de esto es un extracto de la Odisea. Según los estudiosos, la nigromancia era una costumbre común en Grecia. En la época romana, la nigromancia echaba de menos la mano de los niños que hacían los tiempos de los médiums, ya que pensaban que al ser vírgenes y prístinos, facilitaban la comunicación con los muertos.